Solo los que sentimos como propia la lucha animalista, sabemos lo que ha costado la posibilidad de siquiera discutir en la Asamblea Nacional leyes a favor de los animales, que sean punta de lanza para cambiar de forma positiva la realidad que atraviesan miles de peluditos en el país, producto de estrategias erradas que fueron quedando en el olvido conforme pasaba el tiempo, por falta de educación hacia la población y carencia de herramientas legislativas.
Sin embargo, es importante aclarar que no son las primeras, ni serán las últimas leyes que se debatirán, ya que lamentablemente en el país no existía una estructura, un modelo, ni una guía para seguir paso a paso hasta llegar a la meta.
En este sentido, con optimismo, podemos ver los avances que se han conseguido hasta la fecha y que han sido producto de iniciativas de unos pocos que, con empuje, ahínco, compromiso y agallas han logrado que en la actualidad la lucha animalista venezolana sea respetada internacionalmente.
Pero no todo es mágico y si bien aplaudimos que la causa animalista haya llegado a la Asamblea Nacional, somos nosotros los que debemos estar allí en la vanguardia, conversando, explicando, recordando y encauzando nuestros esfuerzos para que la letra de una ley no quede “engavetada” como muchas otras y que que por falta de consenso esta nunca se haga realidad, esto es lo que nunca podemos permitir.
¿Qué podemos hacer? Ser agentes de cambio y protagonistas de nuestra historia. ¿Hay que recoger firmas? Pues salgamos a las calles y las recogemos. ¿Hay que explicar el por qué la importancia de las leyes? Informemos a las personas nuestra lucha diaria y los factores positivos que esto acarrea, ya que de otra forma no avanzaremos hasta que todos los actores caminen y caminemos hacia la prosecución de un mismo fin.
De igual forma, invitamos a todas las alcaldías del país a que se integren y se vinculen con la lucha animalista, y no solo por un sentimiento altruista que pueda existir, sino porque es de carácter obligatorio hacerlo, porque es de carácter constitucional, como está expresado en la Ley para la Protección de la Fauna Doméstica Libre y en Cautiverio, publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 39.338 de fecha 4 de enero de 2010, en la que queda estipulado que todas las alcaldías deben tener en funcionamiento una oficina de Bienestar Animal e intervenir activamente en el control de la población animal de manera ética.
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